miércoles, 2 de diciembre de 2009

El capitalismo en Venezuela


Según Orlando Andrade, la revolución bolivariana, entre otros principios plantea que lo económico se subordina a lo político, y pone a la política al servicio del soberano, del pueblo. Debido al profundo respeto que en Venezuela se tiene por la libertad, las transformaciones se han hecho en medio de las más amplias libertades democráticas. No ha sido casual que el gobierno se haya relegitimado varias veces, mostrando un profundo respeto por el pueblo y coherencia entre el discurso y la acción política.

En Venezuela, y bajo la revolución bolivariana, el nivel del gasto social no tiene precedentes. Mediante las misiones se reorienta el gasto y la inversión hacia la salud, la educación, el trabajo, la infraestructura y el desarrollo industrial, buscando generar una nueva cultura de pequeños empresarios integrados en redes cooperativas y no cooperativas bajo un concepto de desarrollo endógeno que satisfaga las necesidades de la comunidad y desde la comunidad hacia el país y hacia el mundo, eliminando paulatinamente la dependencia.

Hoy el mundo entero sigue de cerca el proceso venezolano, esperanzados en nuestro éxito, porque el nuestro es el éxito de la libertad, y la libertad plena, siendo un fin común para todos los pueblos, ha sido diferida por mucho tiempo.

¿Cual es la ideología Venezolana. En qué ideas hemos inspirado nuestras transformaciones? Nuestra constitución recoge la visión, principios y valores bolivarianos, nuestra historia de revoluciones libertadoras, la visión de nuestros indígenas, la de nuestros académicos, nuestros estudiantes, el pueblo, los empresarios y nuestros líderes comunitarios, entre otros sectores, todos ellos consultados y recogidos en la carta magna.

Francisco de Miranda, una vez escribió “…cuanto se haga prosperará, por el interés que les resulta de consolidar un gobierno de leyes que sea protector de la propiedad y libertad personal, base de toda felicidad civil, y que en la utilidad general de todos se encuentra precisamente reunida…” Bolívar se despojó de toda su riqueza personal para financiar sus actividades libertarias, mientras firmaba medidas administrativas para pagar con justeza servicios, bienes, expropiaciones, sueldos y demás derechos de propiedad de sus conciudadanos, sin pensar jamás en abolir esos derechos. Somos herederos de Miranda y Bolívar.

Mientras tanto, el mundo entero sufre la agonía del capitalismo y también del socialismo. En ambos sistemas, y en esto subyace su talón de Aquiles, lo económico está por encima de lo político y la política ha sido tergiversada en su concepción antigua de servicio al colectivo, convirtiéndola en un mecanismo para manejar a la gente, sin verdadero respeto a ideales, leyes y derechos.

El capitalismo que se desarrolló en los siglos XIX y XX estuvo muy influido por Adam Smith, el padre de la “mano invisible” y del “hombre económico”. Según éste, se asume que el hombre actúa de forma egoísta buscando su propio interés, y que la sociedad funciona mejor cuando se permite a todos ir tras sus intereses egoístas en un mercado libre en el cual interviene, para armonizarlo, una mano invisible. La constitución de Estados Unidos se centra en el individuo, no en el pueblo, desarrollando al máximo el egoísmo. Para Estados Unidos la teoría del Sr. Smith calza como un guante.

La teoría capitalista, fundamentada en la superestructura ideológica del egoísmo, se impuso por encima del socialismo marxista y ya conocemos los resultados.

Hoy la mayoría de la humanidad sostiene con su trabajo y pobreza a una minoría rica y descansada. Para sostener el capitalismo tal como se implementó, se hizo necesario retroceder en la historia a la época de los imperios coloniales, los cuales invaden países militarmente para saquearlos y llevarse a casa el botín de guerra. ( Veamos Irak donde se desarrolla idéntico el fenómeno imperial de la colonia, con violaciones de mujeres, asesinatos de civiles y destrucción de ciudades a sangre y fuego)

Los países que más han desarrollado el capitalismo, se unen en un club de terror, para invadir países débiles y descuartizarlos, en una vorágine de sangre y lodo que apesta. Ni el hombre económico ni la mano invisible del mercado han podido evitarlo.

La teoría marxista, fundamentada en la superestructura ideológica de las relaciones de producción y la propiedad del estado, y como contrapeso al capitalismo, prometía alcanzar la utopía de repúblicas democráticas igualitarias y justas. Sin embargo, quienes implementaron el marxismo, cometieron errores graves. El mundo conoce los métodos y los resultados del marxismo que se implementó en Europa, Asia y Latinoamérica. Sabemos que este sistema tampoco logró la justicia, la igualdad y la libertad que prometieron. Para lograr justicia se aplicaron principios injustos, por “igualdad” se entendió que todos los hombres son iguales, no en cuanto a la paternidad de Dios, sino en cuanto a intereses, capacidades y desarrollo individual, igualándolos por la fuerza porque se resistían; uniformizándolos, adoctrinándolos, obligándolos a comer ciertos alimentos nada más, atemorizándolos, fanatizándolos…y en cuanto a la libertad, bueno, eso era para después de la transición socialista. Los países socialistas no fueron países libres ni sus pueblos soberanos.

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